¿Quienes somos?

Enterrado por siglos... Hoy somos el cenote más premiado de México.
Durante los días oscuros de la guerra de castas, cuando el pueblo maya se vio forzado a huir de su propia tierra, algo sagrado quedó atrás. En silencio, los antiguos taparon entradas, sellaron caminos y ocultaron bajo tierra lo más valioso: sus portales al inframundo. Así fue como Zazil Tunich, caverna milenaria, quedó sepultada por el lodo, la piedra y el olvido.
Pasaron generaciones. La selva la cubrió. El tiempo la silenció. Pero el destino tenía otros planes …
Descubre nuestra historia.
Una familia, una visión, arte natural y una cultura que sigue viva
Así comenzo todo !!!
En Yucatán existen más de 8,000 cenotes, más de 4,000 todavía en la selva inaccesibles , otros todavía enterrados y hay mas de 3,000 de estos que han sido transformados en balnearios turísticos, perdiendo con ello parte de su esencia natural y espiritual, ademas de acelerar la contaminación del manto freático de Yucatán por el turismo masivo, pero nuestra historia empieza cuando decidimos hacer lo contrario: cuidar, conservar y rescatar la esencia sagrada del inframundo maya y devolverle su significado ancestral a nuestro Cenote.
Nuestra familia, compuesta por seis integrantes de distintas edades e ideas, vivía en la ciudad, y buscábamos un lugar cercano donde pasar los fines de semana en la naturaleza, Fue así en el verano de 2009 encontramos un terreno con ruinas de una noria, vestigios de la Guerra de Castas, una antigua casona casi destruida y un agujero en la tierra casi enterrado.
La mayoría lo habría descartado, nosotros vimos un misterio por descubrir.


Un llamado desde las profundidades
Entre piedras, maleza y toneladas de lodo, descendimos por primera vez por un agujero olvidado que nos llevaría a la fuente de agua de la noria destruida, llegamos a 20 metros bajo tierra, entre cerros de tierra y piedras amontonadas al parecer porque al momento de la guerra de Castas al huir la gente enterraba estas Cavernas para no ser usadas por los invasores , ademas de los derrumbes que al parecer habrían ocurrido, ahí se encontraba el agua, con muy poca circulación de agua al taparse las entradas de agua por tanta piedra y lodo, pero ahi se ocultaba un secreto milenario.
A un lado, mirando al fondo de la caverna, se podían ver piedras y sombras que generaban las lámparas que usábamos para iluminar el descenso ,así como de las estalactitas y estalagmitas que la naturaleza llevaba más de medio millón de años esculpiendo.
En ese instante supimos que no era solo un cenote casi enterrado : era un santuario escondido que debíamos rescatar, entendimos que más que adquirir un terreno, habíamos encontrado un lugar que nos eligió a nosotros para redescubrirlo.
Nuestra casa de fin de semana… que se convirtió en legado
Al principio solo queríamos construir una casa familiar para los fines de semana, pero con cada piedra retirada, cada canal de agua restaurado y cada espacio iluminado, íbamos descubriendo que el lugar tenía algo que contar… Al mundo , todo parecía indicar que en la guerra de casta de Yucatán en 1847 , este lugar había sido ocultado a propósito al ser abandonado.
Con el paso del tiempo, Zazil Tunich dejó de ser solo un plan de descanso y se transformó en un proyecto que inspiró a toda la familia, a pesar de nuestras diferencias, estilos de vida y sueños personales, coordinarnos no fue fácil, hubo desacuerdos, desafíos, sacrificios, y fue la visión empresarial del líder familiar Armando Geded que marcó una pauta a seguir, y todos, con la pasión por rescatar y preservar este lugar, aprendimos a trabajar como equipo y a fortalecer más ese respeto que ya teníamos por la naturaleza, por las obras de arte naturales que se habían formado durante miles de años y por nuestra pasión por la cultura Maya, fue todo eso junto lo que hoy nos hace únicos como producto turístico.
Nace el primer Cenote-Museo de Yucatán
Noviembre de 1917 , El trabajo fue arduo: sin maquinaria, sin experiencia , sin mucho dinero, sin certeza trabajamos durante 8 años , fue nuestra voluntad, esfuerzo físico y un profundo respeto por el entorno, que palada a palada fuimos retirando piedras, lodo hasta rescatar el cauce del río subterráneo y poco a poco el agua volvió a fluir.
Las formaciones de piedra comenzaron a brillar, como si el lugar empezara a respirar otra vez.
La belleza natural del cenote rescatado, las obras de arte que la naturaleza había construido gota a gota por miles de años y el simbolismo espiritual del Xibalbá —el inframundo maya— nos inspiraron a compartirlo con el mundo.
Así nació Zazil Tunich, el primer cenote-museo de Yucatán: un espacio donde cada visita nos permite admirar verdaderas obras de arte natural, nos da una lección de historia, de espiritualidad y nos inspira a un respeto más fuerte por la naturaleza.
Decidimos que el contexto de nuestro concepto turístico sería la mitología maya, con su Leyenda Maya del libro sagrado Popol-Vuh, El Xibalba .
En este santuario, el visitante no solo se adentra 20 metros bajo tierra, sino también al universo simbólico de los antiguos mayas, aquí, el tiempo se detiene y todo cobra sentido.
Zazil Tunich: “Las piedras iluminadas”
Cuando iluminamos las primeras estalactitas y preguntamos al sacerdote maya que nos ayudaba a descender cómo llamaban a lo que estábamos viendo, respondió en lengua maya: Zazil Tunich, que significa piedras iluminadas o piedras brillosas. Así es como decidimos nombrar el proyecto: un homenaje a las formaciones naturales, al misterio del lugar y a esa luz interior que instalamos, que transformaba la oscuridad en belleza.
Este homenaje nos muestra la transformación, rescate y compromiso de conservar a partir de ahora de este Santuario Natural y donde invitamos al mundo a ser Guardianes de este tesoro Maya.

Una cultura que sigue viva
Nuestra familia convirtió a Zazil Tunich no solo en un homenaje a la naturaleza, sino también a la cultura maya que sigue viva. Por eso, se ha convertido en una fuente de trabajo para artesanos, cocineras tradicionales y comunidades locales, a quienes ayudamos a revivir y rescatar costumbres y tradiciones que la vida moderna y el turismo masivo han ido borrando.
Fundamos una ONG (Fortaleciendo Familias) para apoyar a madres solteras mayas, quienes aportan saberes ancestrales: desde la elaboración de hamacas hasta las recetas originales que servimos en nuestras experiencias.
Zazil Tunich se convirtió en un puente entre el pasado y el presente, entre la tierra y sus guardianes.


Hoy, Zazil Tunich es un destino obligatorio al visitar Yucatán
Hemos construido un lugar de encuentro entre la naturaleza, el arte natural y una cultura maya que sigue viva. Es el lugar ideal para vivir una experiencia sin turismo masivo y que los visitantes a Yucatán deben conocer.
Para las parejas es un verdadero santuario del amor, que ha provocado que muchas decidan sellar su unión con la fuerza de nuestra protectora, la diosa maya del amor, Ixchel, en nuestras actividades de romance.

Encuentro con Xibalbá
En marzo de 2023, en el marco de la feria turística de México, después de 7 años mostrando la experiencia que hemos creado, Zazil Tunich, con su producto Encuentro en Xibalbá (una experiencia a 20 metros bajo tierra), recibió el Premio Nacional a la Innovación Turística. Un reconocimiento al trabajo y pasión por nuestras raíces y cultura maya de nuestra familia.
Lo mejor de Yucatán
En 2024, el Gobierno del Estado, por conducto de la Secretaría de Turismo, distinguió a Zazil Tunich como uno de los productos de Lo Mejor de Yucatán.

Lo mejor de Yucatán
Definitivamente, es un lugar donde los visitantes se conectan consigo mismos a través de rituales, el sonido del silencio y el agua sagrada que los mayas veneraban.
Es un santuario que respira con cada historia, cada ceremonia y cada familia que decide ser parte de esta visión para vivir la experiencia de un cenote en Yucatán.
Aquí no llegas por casualidad. Llegas cuando estás listo para ver lo invisible, sentir lo profundo de una cultura ancestral y conectar con tus emociones.
Zazil Tunich: mucho más que un cenote.
Es un legado familiar, un museo vivo y una entrada al alma de Yucatán.
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