Los mayas tenían la creencia de que quienes morían, se dirigían a un inframundo que llamaban “Xibalbá”, un sitio sumamente tenebroso inundado por las tinieblas donde las almas de los fallecidos viajaban y se encontraban con criaturas horripilantes.
De acuerdo con la mitología maya, los ancestros creían que para ingresar a este sitio de oscuridad se tenía que pasar por cientos de cenotes dispersados por todo el sureste conectados por una larga red de profundidades llenas de aguas turquesas. Otra creencia que tenían es que en los rituales funerarios siempre había alimentos y agua para que las almas de los fallecidos no les faltasen provisiones en su viaje al inframundo. A pesar de esto, los mayas consideraban al inframundo como un lugar sagrado porque según habitaban dioses misteriosos, “Los Señores de Xibalbá”, además de otros seres. Dichos señores tenían jerarquías en Xibalbá, su apariencia era cadavérica por que representaban lo contrario a la vida, equilibraban el mundo de los vivos y de los muertos.
¿Quiénes eran los señores de Xibalbá?
- Hun-Camé (uno-Muerte) y Vucum-Camé (siete-muerte) eran las deidades principales y divinidades de la enfermedad y muerte, respectivamente, a la par que señalaban a los demás sus responsabilidades. Sin embargo, la figura principal era Ah Puch (Kisín o Yum Kimil, dios de la muerte) dios y rey de Xibalbá.
- Cuchumaquic y Xiquiripat se encargaban de causar derramamientos de sangre a los seres humanos.
- Ahalcaná y Ahalpuh trinchaban a los hombres y provocaban que sus piernas le supuraran y les teñían sus rostros de colores amarillos, padecimiento conocido como chuganal.
- Chamiaholom y Chamiabac eran los alguaciles del inframundo, como señal de su cargo portaban una vara de hueso. Su labor consistía en que las personas perdieran peso hasta que quedarán solamente huesos.
- Ahaltocob y Ahalmez entorpecían a los hombres que regresaban a sus hogares, provocándoles desgracias.
- Xic y Patán causaban la muerte a quienes estuvieran por los caminos cercanos a Xibalbá. A estos fallecimientos se le reconocía fácilmente por que los hombres antes de morir, vomitaban sangre y sus gargantas y pechos tenían signos de violencia como estrujamientos.
Enfrentamiento entre deidades y humanos
Entre los escritos del Popol Vuh, describe el duelo entre los señores de Xibalbá y de 2 gemelos divinos, Hun-Hunahpú y Vucub-Hunahpú, aficionados a practicar el juego de pelota (Pok Ta Pok), aunque era muy ruidosos y esto no les gustaba a las deidades del inframundo maya. Así que los invitaron a jugar una partida de vida o muerte. Para desgracia de los hermanos, fueron derrotados y sacrificados. Le cortaron la cabeza a Hun-Hunahpú y clavada posteriormente en un árbol de jícara.
La curiosidad de Ixquic y La venganza Hunahpú e Ixbalanqué
Una joven escuchó la historia de Hun-Hunahpú, decidió visitar el árbol a escondidas por curiosidad y al encontrarse la cabeza de Hun le pidió a la mujer que se acercara y extendiera su mano derecha, Hun le babeó su palma y por esta vía quedó embarazada. El dios Cuchumaquic era el padre de Ixquic, y al enterarse de lo sucedido, la mandó a buscar, pero la fémina se refugió en la casa de Ixmukané, madre de Hun-Hunahpú, donde daría luz a los gemelos Hunahpú e Ixbalanqué.
Pasó el tiempo y los hermanos decidieron confrontar a los señores de Xibalbá en un juego de pelota. Al descender al inframundo se enfrentaron a caminos empinados de escaleras, cruzar ríos de agua y sangre, aunado a tenebrosas cuevas con espinas y animales salvajes. Los gemelos estaban equipados solo con cerbatanas. La historia parecía que se iba a repetir, Hunahpú perdió la vida a manos de un camazotz (dios y asesino murciélago) en la casa de los murciélagos, no obstante, fue revivido por su hermano Ixbalanqué. Ambos siguieron en la disputa y de nueva cuenta los señores les privaron de su vida. Lo que no sabían las deidades de Xibalbá, es que los gemelos tenían conocimientos de magia y resucitaron. Para sorpresa de los señores, Ixbalanqué decapitó a su propio hermano y le volvió a colocar su cabeza, acción que divirtió a los señores y les solicitó a que hicieran lo mismo con ellos. Los gemelos “obedecieron” a los dioses, realizaron lo que le solicitaron, para la mala suerte de las deidades, no les regresaron sus cabezas a sus cuerpos, derrotando así a los seres del inframundo.
Los niveles de Xibalbá
El Popol Vuh describe los distintos niveles que existen en el inframundo donde se castigaban a las almas.
- Casa oscura: En su interior está rodeado completamente de las tinieblas.
- Casa del frío: Los vientos fríos e insoportables transitan por este lugar.
- Casa de los jaguares: Repleta de estos animales donde se gruñen, se mofaban y amontonaban de un lado a otro.
- Casa de los murciélagos: Sitio donde estos mamíferos vuelan, gritan, chillan y revolotean.
- Casa de los cuchillos: En el interior hay miles de navajas afiladas.
- Casa del calor: Sólo hay llamas, brasas, fuego y sufrimiento.